El miedo al fracaso… ¿Por qué tienes miedo al fracaso? Me decía Jesús Gabriel, o al menos así lo recuerdo, quizá me lo preguntaba yo.
Ayer fuimos a ver “Tren de noche a Lisboa”, una gran
historia, humilde y con poder. En un momento decía que todos los humanos
compartimos un mismo miedo: el miedo a la soledad.
El miedo a la soledad nos sirve para no morir. Un gran
mecanismo biológico para no quedar solos en la selva y que nos devore un
animal. Somos de manada los humanos, no nos podíamos permitir salirnos de la
tribu y vagar solos por la Tierra, era riesgo de muerte. Y este mecanismo de
supervivencia tan básico sigue ahí, profundo, tan presente. Qué importante es
revisar estos automatismos, recordar para qué sirven. Y ver que ya no estamos
en la selva, que ya no estamos en peligro de muerte.
Este miedo, tan útil para sobrevivir pero tan inútil para
ser uno mismo, nos hace desear pertenecer a nuestra tribu, nuestra familia y
ahí empezamos a repetir y obedecer las leyes familiares, a buscar su
reconocimiento, a temer fracasar para ellos, a buscar que nos quieran sobre
todas las cosas y no nos dejen de lado porque no queremos que nos echen del
clan. Obedecemos a la familia para no morir devorados, para proteger nuestra
vida.
Es muy común que nuestros padres no nos hayan dado
reconocimiento y amor incondicional, y que por ello tengamos miedo al fracaso,
a decepcionarles y que ya no nos quieran.
El miedo al fracaso oculta un miedo a la soledad, a que no
nos quieran y no nos acepten, no nos reconozcan.
Y el miedo a la soledad oculta un miedo a la muerte, si
quedamos solos en la selva, podemos morir cazados por un animal.
Entonces, si este miedo es tan intrínseco al humano, estamos
vendidos? Yo creo que no
Hace un par de semanas que vengo pensando en que ya es hora
de dejar de ser hija, una idea hasta ahora sin forma que según escribo estas
líneas va cobrando sentido.
http://www.josephinewall.co.uk/ |
La casa XI, de Acuario representa la familia creada, los
amigos, las personas que elegimos voluntariamente con las que compartimos
visión de vida, intereses, aficiones, nivel de conciencia. Con esta nueva
familia podemos ser nosotros mismos, y que nos acepten tal cual somos.
El truco está en que la nueva familia no sea una repetición
de la vieja familia, es decir: elegir
una familia en la que el amor sea incondicional. En esta nueva familia podemos
aprender a ir abandonando el miedo al fracaso, pues hagamos lo que hagamos,
dentro de los límites del respeto, nos querrán y aceptarán.